domingo, 9 de enero de 2011

LA ESCUELA MODERNA

Sitúa Emma Goldman –escritora anarquista que luchó en las brigadas internacionales- el origen de la Escuela Moderna que trajo Ferrer i Guàrdia a España en la escuela de Luisa Michel de la que dice que sufrió encarcelamiento y fue cerrada la pequeña escuela de Montmartre y resume el siguiente párrafo la motivación de esta profesora:

“No obstante, el niño no tiene tradiciones que vencer. Su mente no está sobrecargada con ideas rancias, su corazón no ha crecido a frías con distinciones de casta y clase. El niño es para el maestro lo que la arcilla para el escultor. Que el mundo reciba una obra de arte o una lastimosa imitación depende en gran parte, del poder creador del maestro.”

La Escuela Moderna que fundó Ferrer i Guàrdia en Barcelona en 1901 tenía el propósito de dar una educación racional capaz de formar individuos libres de los prejuicios que imponía la educación reglada. Así se fundó la primera escuela mixta fuera de las áreas rurales en España y se educó a los pequeños en un ideal de amor al saber libre de la competitividad. En esta escuela se mezclaban niños y niñas de diversa procedencia social y se crearon textos adecuados a la educación no coercitiva, sin premios ni castigos y vigilando la higiene del centro y los pequeños.

Se inculcó a los educandos la comprensión científica de la higiene con conocimientos sobre Ciencias Naturales, dando verdadera importancia al deporte y al juego que permiten desarrollar niños fuertes y sanos. Se potenció en ellos la inquietud por el saber que es natural en los niños y niñas sin imposiciones ni obligaciones, guiando al maestro en la educación conforme a los intereses de los pequeños. Remarca Ferrer i Guàrdia que hay que respetar la voluntad física, intelectual y moral sin inculcar la competitividad entre ellos propia de los adultos. Lo que consiguió esta escuela racional y moderna es niños y niñas libres de los prejuicios de los adultos y responsables de su actividad. Francisco Ferrer no era solamente un gran maestro, sino también un maravilloso organizador. En ocho años, de 1901 a 1909, había organizado en España ciento nueve escuelas, amén de inducir al elemento liberal en su país a crear 308 más.

Una síntesis de las muchas actividades que llevó a cabo la Escuela Moderna para la educación de sus pupilos la escribe Ferrer i Guàrdia en su libro “La Escuela Moderna”:

“Deseo fijar la atención de los que me leen sobre esta idea: todo el valor de la educación reside en el respeto de la voluntad física, intelectual y moral del niño. Así como en ciencia no hay demostración posible más que por los hechos, así también no es verdadera educación sino la que está exenta de todo dogmatismo, que deja al propio niño la dirección de su esfuerzo y que no se propone sino secundarle en su manifestación.”


Se le criticó a la Escuela Moderna que no fuera o intentara ser neutra, como era la corriente de Ricardo Mella, sino que inculcara ideas políticas a los educandos. Por ejemplo se llevaba a los niños y niñas de excursión a ver las fábricas de Barcelona y hablar con los trabajadores, redactando los pequeños sus impresiones sobre la visita. No se puede hablar de política a los niños y niñas porque no es su mundo ni sus intereses, pero la escuela que se oferta como formadora de profesionales del pensar condena a la mayoría de sus alumnos a una educación inútil, individuos débiles por designio de sus padres de ofertar la Tienda Escolar, donde compiten entre ellos por ver quien obtiene mejor resultado. Ferrer quiso coeducar para que sus educandos fueran compañeros, el hombre de la mujer y viceversa y que ambos estuvieran decididos a trabajar y valerse por sus propios medios. Sus resultados ganaron en crédito y prestigio por la calidad de la educación que ofrecía y sus ideas fueron tomadas por el “movimiento de las escuelas modernas” que fundó centros en Estados Unidos, Inglaterra o Méjico.

Dice Ferrer i Guàrdia sobre la educación de la higiene en la escula moderna:

“Exponíamos después la limpieza como asunto de belleza y la suciedad como característica de la fealdad, y entrábamos decididamente en el terreno de la higiene, presentando la suciedad como causa de enfermedad, con su peligro de infección indefinida hasta causar epidemias, y la limpieza como agente principal de salud, y lográbamos fácilmente determinar la voluntad de los niños a la limpieza y disponer su inteligencia a la comprensión científica de la higiene.”

La función del conocimiento científico que no del tecnológico es la formación personal, el ansia de saber, el poder tener un trabajo en mejores condiciones y el formar a la juventud en un conocimiento de acuerdo con los principios racionales de la ciencia. Así muchos licenciados si tienen suerte pueden acabar de profesor de educación secundaria y bachillerato o formación profesional. El oficio de enseñar debe ser vocacional pues a veces se hace difícil impartir conocimientos o técnicas a ciertos alumnos, sobretodo en la adolescencia. Muchos maestros sin vocación reducen la enseñanza a mantener el orden en clase.

Ferrer i Guàrdia inició la escuela mixta en el estado español fuera de los pueblos pequeños dotándola de unos contenidos conforme al conocimiento científico comúnmente aceptado, para la cual cosa es necesario conocer el estado del arte de la ciencia en la disciplina que se imparte para que esta educación pueda ser moderna. Debe ser racional en el sentido de hacer uso de los principios que un buen uso de la razón da a las personas en su conocimiento y que va adquiriendo el niño o niña desde que nace con formalismos adecuados a cada edad. Así debe estimular el sentido crítico que permita a los estudiantes aceptar o no la validez de un postulado científico. Para tal tarea la filosofía de la ciencia debe formar personas capaces de pensar en la verdad o no de lo que se les presenta en principio como irrebatible, los postulados científicos.

De importancia fundamental en el desarrollo de los niños y adolescentes es el conocimiento de las ciencias de la salud para su propia realización como persona y entender como apunta Ferrer i Guàrdia fundamentos científicos de la higiene que les permitan desarrollar una actividad sana y de respeto en consecuencia y con conocimiento. La gimnasia y el juego debieran estar más promocionados en las escuelas e institutos para tener, tal y como decía el médico neomaltusianista Isaac Puente, niños y niñas fuetes y sanos. Porque muchos de los contenidos se orientan a poder adoctrinar a los pequeños en la doctrina propia del sistema de poder de la sociedad que les ha tocado vivir. Así no sólo la filosofía de la ciencia si no todas las disciplinas de la filosofía como actividad encaminada a pensar sobre la verdad no debiera verse reducida por los intereses de crear doctrina sobre el sistema establecido como hacen todos los regímenes con los adolescentes.

El creacionismo es antihigiénico, las religiones están ligadas a la suciedad y la enfermedad. Desde el cura o la monja a los escolares los estados modernos o las viejas teocracias el rechazar los comportamientos higiénicos y la comprensión científica de la higiene para todas las personas es un gran foco de enfermedades y niños débiles. Precisamente el negacionismo del hecho evolutivo a las escuelas es un foco de enfermedades y no permite a los pequeños entender las relaciones naturales en el mundo. No se puede argumentar como un dogma como se hace con el creacionismo, pero los hechos evolutivos como los fósiles o las relaciones ecológicas –desde la predación al mutualismo- esclarece la lógica de la presión evolutiva, la heredabilidad de los rasgos vitales y la selección natural. Los microorganismos patógenos como formas vitales están también sujetos a esta lógica como los virus, bacterias, protozoos, gusanos o piojos e ilustrando el hecho evolutivo al medio natural a los niños desde bien pequeños les permite entender la naturaleza y la higiene necesaria para cada uno.

Ferrer i Guàrdia, en su libro “La Escuela Moderna” explica los motivos y las virtudes de rechazar la metodología del examen en la educación primaria

“La inconsciencia en que se vive con relación a la naturaleza del niño y a lo inicuo de ponerle en condiciones forzadas para que saque de su flaqueza psicológica fuerzas intelectuales, sobre todo en la esfera de la memoria, impide a los padres ver que un rato de satisfacción de amor propio, puede ser la causa, como ha sucedido muchas veces, de enfermedad, de la muerte moral y material de sus hijos.”

A los pequeños que no están aprendiendo una especialidad para trabajar en la vida, no les es necesario el examen de discierna aptitudes si no que es preciso evitar una nueva separación añadida a la de clase social, la de excelentes estudiantes, mediocres o inaptos. El niño o niña que se ve premiado respecto a sus compañeros sobresaliendo en los méritos en un examen por lo general no desarrollará una actitud física y de armonía con el medio y su propio futuro en muchos aspectos. Produce un ensimismamiento e introversión y en lugar de desarrollar un amor por el conocimiento entre todos los pequeños este se inculca por medio del premio y el castigo.

Como remarca Ferrer i Guàrdia hay que respetar la voluntad física, intelectual y moral del pequeño, y hacer esto sin inculcar una competitividad a los niños que ya desde pequeños se les enseña a diferenciarse unos de otros por una u otra característica, cosa de provecho para los que pretenden mantener la dominación del estado e inculcarla desde niños. Por voluntad de los padres de lucir sus hijos u ofertar la Tienda Escolar los padres repiten los esquemas que da la pedagogía oficial conformando la voluntad del pequeño a ser un competidor cuando está formándose como persona y adquiriendo un conocimiento general. No se desarrolla en el niño por tanto un gusto por el saber más que aquel que se ofrece como competición entre compañeros. Esperemos que al menos se les eduque en unos fundamentos de higiene y amor al trabajo más que a la competitividad en la vida adulta. Y que se separe fehacientemente la religión de la ciencia, pues el positivismo lógico y el avance de la ciencia no pueden basarse en el mito para explicar la realidad objetiva en ningún aspecto. La religión sirve para doblegar el espíritu revolucionario y conformar a los sometidos a la voluntad del poder, como hace buena parte de la escuela y los profesores adocenados.

Pedro

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